Además de sommelier, de profesión, actualmente soy consultor en comunicación y diseñar estrategias me apasiona.
Aunque considero que tengo un buen carácter, a veces tiendo a expresar puntos de vista sarcásticos y ácidos sobre los acontecimientos que me rodean, pero siempre trato de ponerle humor a las situaciones que se me presentan. Comer y beber bien son de mis grandes pasiones. Desde esa perspectiva disfruto, desde las garnachas de puesto, hasta los mejores restaurantes, en busca del placer de los aromas, sabores y texturas que al combinarse me conectan con lo maravilloso que es vivir. Para mí, una buena comida en compañía de mi pareja, familiares y amigos es el paraíso. Soy amante de las largas sobremesas que se prolongan hasta conectarse con la siguiente comida. Vengo de una familia muy hedonista que generalmente habla de comida, mientras estamos comiendo. Aunque mi parentela me volvió muy exigente para la comida, de ellos no viene mi pasión del vino. Como la mayoría de los mexicanos, en mi casa solo se bebía vino en ocasiones especiales y el conocimiento de esta bebida milenaria era muy limitado, por lo que no fue parte de mi desarrollo como consumidor etílico. Para mí el ron blanco era el invento más elevado que la humanidad había logrado en lo referente a las bebidas alcohólicas. Ya estando yo entrado en años, y una gran cantidad de cubas campechanas, una pareja de amigos sommeliers me contagiaron su pasión por el vino. Me apasioné; comencé a comprar revistas, ver programas de TV relacionados, películas, leer sobre el tema y obviamente a beber mejores vinos. Para no hacer el cuento largo, estudié un diplomado con la Asociación Mexicana de Sommeliers. Mi especialidad como sommelier es la de organizar y dirigir catas-maridaje y lo que me motiva es acercar el vino a la gente, así como crear espacios divertidos para que la gente disfrute y tenga un acercamiento más íntimo con los placeres de Bacco. He tenido la oportunidad de preparar, organizar y dirigir catas principalmente en la Ciudad de México y en Miami con el apoyo de mi compañero, quien prepara platillos que buscan conectar no solo con el vino sino con los sentidos y el corazón de las personas. Boutiques de vino, restaurantes y casas particulares han sido escena de alegres tertulias en donde se ha manifestado el deleite de disfrutar la vida a través de lo que nos ofrece la Tierra. |